Una denuncia pública expuso un hecho estremecedor ocurrido en calle Vidart, en el departamento Pocito. La víctima fue una perra callejera hallada sin vida y con signos de haber sido violentamente agredida. IMÁGENES SENSIBLES.
La mañana de este domingo dejó una escena difícil de asimilar en una zona rural de Pocito, al sur del Gran San Juan. Integrantes de una organización dedicada al rescate de animales difundieron un impactante relato tras encontrar el cuerpo sin vida de una perra que, según denunciaron, presentaba señales de haber sido víctima de un aberrante caso de violencia.
El hallazgo fue realizado por el activista Eduardo Grasso, quien había salido en busca de dos cachorros abandonados en calle 14, entre Ruta 40 y Alfonso XIII. Durante el recorrido, los rescatistas no lograron encontrar a los animales, pero sí se toparon con un panorama alarmante: basura acumulada, restos de caballos faenados y varios perros muertos en la vía pública. No obstante, nada los preparó para lo que descubrirían luego.
A pocos metros de calle 12, sobre Vidart y bajo un árbol, encontraron el cuerpo de una perra quemada, con signos de haber sufrido una agonía extrema. Según el testimonio publicado en redes sociales, el animal tenía los ojos abiertos, el hocico distendido y las patas delanteras estiradas, como en un intento de huida. Pero el dato más perturbador surgió al examinar con mayor detenimiento su cuerpo: un elemento plástico, que resultó ser un preservativo, asomaba desde la zona genital de la perra.
Los rescatistas no descartan que el animal haya sido víctima de abuso sexual antes de ser incendiado. “Esto no fue un acto impulsivo ni el resultado de una alteración mental. Fue una acción deliberada y planificada”, denunció Grasso en su publicación, visiblemente conmocionado.
Por el momento, no se ha confirmado la intervención de autoridades judiciales o policiales, aunque distintas organizaciones animalistas pidieron que se investigue el hecho como un posible delito de maltrato y crueldad animal, tal como lo contempla la Ley 14.346.
Desde la comunidad proteccionista exigen que el hecho no quede impune y que se avance en la identificación del o los responsables. “Alguien que es capaz de hacer esto a un animal, también representa un riesgo para las personas”, advirtieron.
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