Entre el primer trimestre de 2023 y el de 2024, la Argentina experimentó un marcado incremento en su coeficiente de Gini, que pasó de 0,446 a 0,467 puntos. El índice, utilizado globalmente para medir la desigualdad en la distribución de ingresos, sugiere que la brecha entre ricos y pobres se está ampliando.
Si bien el aumento de 0,021 puntos puede parecer modesto a primera vista, lo cierto es que en términos de impacto social y económico es significativo. Este cambio implica que los ingresos en Argentina se están distribuyendo de manera cada vez más desigual. Además, los números demuestran que el índice está en el valor más alto de los últimos ocho años, lo que implica que el nivel de desigualdad no tiene precedentes al menos desde el segundo trimestre de 2016 (en ese período el Indec retomó la medición luego de la emergencia estadística) en adelante.
Ahora bien, para entender mejor qué está pasando en el país en términos de desigualdad, es necesario repasar primero qué es el coeficiente de Gini, cómo se mide y para qué sirve. El Indec define el coeficiente de Gini como indicador de la desigualdad en la distribución del ingreso. Toma valores comprendidos entre 0 y 1. El valor 0 corresponde al caso de “igualdad absoluta de todos los ingresos” y el valor 1, al caso extremo contrario, donde todas las personas tienen ingreso 0 y una sola persona se lleva el total. Puede calcularse con datos desagregados o agrupados; por ejemplo, en deciles. El Indec lo calcula con los datos desagregados.
Así, queda claro que los 0.467 puntos del coeficiente de Gini del primer trimestre de este año dan cuenta de un aumento de la desigualdad respecto a los períodos anteriores. “Hay una tendencia que no es buena y se da en un contexto en el que la economía se deteriora. Hay más trabajadores informales, ingresos más bajos de parte de la población de menor calificación y también de parte de la población formal. Hay un deterioro del mercado laboral, lo que afecta seriamente a los niveles de desigualdad”, explicó Juan Luis Bour, economista especialista del mercado laboral y director de FIEL.
“En los últimos quince años el mercado laboral ha perdido calidad y más aún en el último período. De esta forma, lo que muestra el coeficiente de Gini es la brecha entre quienes pueden mantener su nivel de ingresos de fuentes ajenas a lo estrictamente laboral y quienes dependen únicamente de un salario”, comentó.
“No sorprende esta evolución cuando se ve tan marcada pérdida del poder adquisitivo. No hay que olvidar además que en los ingresos están comprendidas las jubilaciones, que también se vienen deteriorando en los últimos años”, agregó.
Cuál es la brecha de ingresos
De acuerdo con la medición del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la brecha que existe entre los que menos ganan (decil 1) y los que mayor ingreso perciben mensualmente en el país (decil 10), se incrementó de forma considerable.
En detalle, en el primer trimestre de 2023 el sector de la población de mayores ingresos ganaba 19 veces lo que percibe el segmento más pobre. Hoy, la diferencia es de 23 veces. Eso quiere decir que, por cada peso que ganan las familias de menores ingresos, los hogares más ricos ganan $23.
También aumentó la brecha de ingresos según el género de la población. Según el Indec, los varones ganaron en el primer trimestre de este año un 27,4% más que las mujeres (en promedio). Un año atrás, en los primeros tres meses de 2023, la brecha era del 24,2%. Es importante aclarar que esa diferencia no implica necesariamente que los hombres ganen más por ocupar el mismo puesto que las mujeres. En muchos casos, la diferencia se da simplemente por la cantidad de horas trabajadas o el cargo que se ocupa en cada caso.