El terremoto que cambió la historia: San Juan, 81 años después del desastre natural que sacudió al país

Hace 81 años, un terremoto devastador arrasó San Juan, dejando más de diez mil muertos y un país unido en solidaridad. La tragedia marcó un punto de inflexión en la historia argentina.

 
El 15 de enero de 1944, la provincia de San Juan fue escenario de una tragedia que dejó una huella imborrable en la historia argentina. A las 20:52, un terremoto de magnitud 7,4 en la escala de Richter sacudió la región, destruyendo gran parte de la ciudad capital y provocando la muerte de más de diez mil personas, según estimaciones de la época. La catástrofe no solo significó la pérdida de vidas humanas, sino también la destrucción casi total de la infraestructura, dejando a miles de personas sin hogar y marcando el inicio de un proceso de reconstrucción que movilizó a todo el país.

En apenas 25 segundos, la ciudad quedó reducida a escombros. Las viviendas colapsaron, los edificios públicos fueron destruidos y las calles quedaron intransitables, convertidas en un paisaje de polvo y muerte. La falta de registros precisos dificultó el conteo exacto de víctimas, pero el impacto emocional y material fue evidente desde las primeras horas. Los sobrevivientes, sumidos en el caos, se enfrentaron a la escasez de agua, alimentos y refugio, mientras intentaban rescatar a quienes permanecían atrapados entre los restos de la ciudad.

El terremoto también desencadenó una crisis sanitaria. La combinación de altas temperaturas y la descomposición de los cuerpos atrapados bajo los escombros generó un ambiente propicio para la propagación de enfermedades. Ante esta situación, el Ejército organizó rápidamente el entierro masivo de los fallecidos en fosas comunes, mientras que médicos, voluntarios y rescatistas llegaban desde otras provincias para atender a los heridos y colaborar en las tareas de emergencia.

La solidaridad nacional e internacional fue inmediata. Mendoza, la provincia más cercana, envió equipos médicos y habilitó hospitales para recibir a los heridos. Desde Chile, se organizaron vuelos con provisiones, carpas y medicamentos para asistir a los damnificados. Sin embargo, el esfuerzo humanitario también estuvo marcado por tragedias, como el accidente aéreo ocurrido el 20 de enero, en el que un avión que transportaba ayuda desde Mendoza se estrelló, causando la muerte de 12 tripulantes.

San Juan, en ese entonces con una población de 80 mil habitantes, perdió cerca del 80% de sus estructuras. El impacto del desastre fue tal que el gobierno nacional declaró el estado de emergencia y coordinó un esfuerzo masivo para la reconstrucción. Este contexto también marcó un momento significativo en la política nacional. El entonces coronel Juan Domingo Perón, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, organizó campañas de ayuda que incluyeron un histórico festival en el Luna Park. En este evento, Perón conoció a Eva Duarte, una actriz que se encontraba entre las figuras del espectáculo movilizadas para apoyar a los damnificados. Este encuentro, según diversos relatos, fue el inicio de una relación que cambiaría el rumbo político del país.

A pesar del enorme dolor y las pérdidas, los sanjuaninos comenzaron a reconstruir su ciudad desde los cimientos. Con la ayuda de arquitectos y urbanistas, se planificó una nueva San Juan, diseñada para resistir futuros sismos, con calles más amplias y construcciones antisísmicas. El terremoto, aunque devastador, se convirtió en un catalizador para la transformación urbanística de la región y para el fortalecimiento del espíritu de una comunidad que se negó a rendirse.

A 81 años de aquella fatídica noche, el recuerdo del terremoto de 1944 sigue presente en la memoria colectiva de San Juan y del país. Más allá del dolor, la tragedia dejó una lección de unidad y resiliencia que se mantiene viva en cada aniversario, recordando no solo lo que se perdió, sino también la capacidad de reconstruir y avanzar frente a la adversidad.