En San Juan hay buenas perspectivas hídricas: el análisis de un especialista
San Juan11/09/2024e NoticiasSilvio Pastore, investigador de la UNSJ, advierte sobre la necesidad de replantear el uso del agua en San Juan tras años de sequía, a pesar de las buenas perspectivas hídricas para el ciclo 2024-2025.
En una entrevista reciente con Silvio Pastore, investigador y director del Gabinete de Estudios de Geocriología, Nivología y Cambio Climático de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), ofreció una detallada evaluación sobre el estado actual del recurso hídrico en la provincia. Su análisis destacó tanto las expectativas optimistas para el ciclo hídrico 2024-2025 como la necesidad urgente de replantear la gobernanza del agua ante los efectos crecientes del cambio climático.
Pastore inició la entrevista con un balance sobre las nevadas recibidas este año en la Cordillera de la Cuenca del Río San Juan. Desde abril, explicó, las precipitaciones de nieve han sido constantes: “Casi podríamos decir que hubo una nevada por lo menos por mes”, afirmó, agregando que aunque la intensidad fue menor en la Cuenca del Río Jáchal, ambas cuencas han registrado importantes acumulaciones de nieve. Lo más significativo, sin embargo, ha sido la ausencia de calor en la alta cordillera, lo que permitió que la nieve no solo se conservara, sino que también se recristalizara, generando una capa que promete un buen volumen de agua para la próxima temporada. "Estamos próximos a que el Departamento Hidráulico inicie su campaña de medición en terreno para evaluar la densidad de esta nieve recristalizada, lo que nos permitirá hacer un pronóstico más preciso", detalló Pastore. Aunque aún faltan los resultados de estas mediciones, el investigador adelantó que “a ojo de buen cubero, la perspectiva es buena”.
Debido a la falta de estaciones meteorológicas y sensores en la cordillera, el equipo de Pastore ha implementado metodologías indirectas para evaluar las reservas de nieve. "Usamos imágenes satelitales para observar el área cubierta por nieve y cuántos días esa nieve se ha preservado", explicó. Este enfoque ha permitido estimar que la situación actual es similar o incluso superior al promedio registrado desde el año 2000. En términos numéricos, el promedio de almacenamiento de agua equivalente en la Cuenca del Río San Juan ha sido de 1.400 hectómetros cúbicos desde el año 2000. Según las proyecciones de Pastore, el ciclo 2024-2025 podría igualar o superar esa cifra, asegurando una base sólida de agua para los usos históricos de la provincia.
Aunque las noticias sobre el volumen de nieve acumulada son alentadoras, Pastore también alertó sobre la importancia de tener en cuenta el contexto histórico de la sequía prolongada que ha afectado a San Juan en las últimas dos décadas. "Desde el año 2000, los caudales del Río San Juan han mostrado una tendencia negativa", recordó. Los últimos siete años, en particular, han sido marcados por un déficit hídrico constante, lo que ha llevado a una sobreexplotación del agua almacenada en los diques. "El agua que ha entrado a los embalses ha sido menor a la que se ha utilizado", subrayó. Esta situación crítica, dijo, ha puesto una presión significativa sobre las infraestructuras hídricas de la provincia. “Los diques han descendido a niveles por debajo de su cota de seguridad, lo que genera riesgos para su estabilidad y para la capacidad de seguir utilizando el agua de manera segura”. Uno de los ejemplos más preocupantes que mencionó fue el Dique Caracoles, que llegó a secarse debido a operaciones no planificadas. "Literalmente, fue secado haciendo operaciones que no estaban dentro de su diseño", afirmó.
Ante la posibilidad de que el ciclo hídrico vuelva a normalizarse, Pastore advirtió que no se debe caer en la complacencia. “Este nuevo ciclo que podría ser normal no significa que todo se pueda destinar al riego”, explicó. De hecho, sugirió que es fundamental reservar una parte del caudal para recuperar las cotas de seguridad de las presas y recargar los acuíferos subterráneos. "Sabemos que los ciclos húmedos serán cada vez más cortos y los ciclos de sequía más largos y severos", explicó, lo que obliga a replantear el uso y la distribución del agua en la provincia. Uno de los desafíos más grandes es convencer a los productores locales de que la situación ha cambiado drásticamente. "Los productores históricamente han utilizado el agua de la misma manera, pero la realidad es que las condiciones han cambiado mucho", dijo. En ese sentido, resaltó la necesidad de generar un cambio cultural en la sociedad sanjuanina respecto a cómo se gestiona el recurso hídrico.
Pastore insistió en que la gobernanza del sistema hídrico debe ser revisada para garantizar que el agua se administre de manera sostenible. “No podemos seguir manejando las presas con una visión cortoplacista, basada en satisfacer las necesidades de un solo año”, afirmó, haciendo un llamado a planificar de manera integral y con una perspectiva de largo plazo. Otro aspecto que Pastore subrayó es el impacto económico de la crisis hídrica y la deuda que la provincia ha contraído por la construcción de presas. Explicó que parte del pago de esa deuda está vinculado a la generación de energía eléctrica, que depende directamente del nivel de agua en los embalses. "No podemos seguir escondiendo este problema bajo la alfombra, porque solo lo amplificará", advirtió. Para Pastore, es fundamental enfrentar esta realidad con transparencia y tomar decisiones informadas basadas en la ciencia.
A modo de cierre, el investigador reiteró la importancia de gestionar el agua con un enfoque más eficiente y sostenible. "No está en riesgo el suministro de agua potable, pero sí podría estar en peligro el uso del agua para actividades productivas", advirtió. Este riesgo se extiende a sectores clave como la agricultura, la minería y la industria, que dependen de un suministro de agua constante para su desarrollo. Finalmente, Pastore señaló que, aunque es posible conciliar el desarrollo productivo con el uso sostenible del agua, esto requerirá un cambio cultural profundo en San Juan. “Es necesario que todos los sectores de la sociedad sanjuanina participen en esta transformación, desde los productores hasta el sector gubernamental”, concluyó. Así, el futuro del agua en San Juan está marcado por desafíos complejos, pero también por oportunidades para repensar la gestión de este recurso vital.